De Cartagena de España
¡Sí señor, soy de Cartagena de España! digo con orgullo cuando alguien pregunta mi procedencia. De Cartagena de España, como lo son estas pequeñas narraciones: legendarias unas, históricas otras, otras veces, las menos, pequeños relatos producto de la imaginación, siempre al amparo de esta tierra mediterránea, rica en Historia y no menos rica en leyendas.
sábado, 31 de octubre de 2015
lunes, 2 de mayo de 2011
Bravía, inexpugnable, imbatida y orgullosa (I)
A pesar de las temperaturas suaves, el invierno en Cartagena se deja sentir, de un lado la humedad, esa humedad terrible que cala hasta los huesos traspasando cualquier prenda de abrigo, de otro lado las viviendas están pensadas como albergue contra la canícula y no para refugiarse de los fríos invernales, menos mal que esta es tierra de primavera temprana.
La llegada de la Primavera es un acontecimiento que se espera en la ciudad con impaciencia. Puede ser un buen día de finales de febrero o en la primera mitad de marzo, esta llega sin avisar, así de sopetón, en pugna con el viento, otra constante en Cartagena, un aliado a la hora de paliar los calores del verano y que en febrero resulta francamente molesto, hasta que, finalmente, el cielo se vuelve más azul, si cabe en este rincón mediterráneo, el ambiente huele a claveles, a fresillas, a geranio, a azahar… el viento se transforma en brisa que acaricia y agrada ¡Ya está aquí! Ha llegado la estación de la renovación de la vida.
Un domingo, cuando comience a despuntar la Primavera, oiré rumor de tambores, me asomaré a mi balcón cartagenero y los veré desfilar, una vez más, marciales y airosos, a los sones de sus alegres marchas. Lo haré con la idéntica ilusión con que lo han hecho generaciones enteras de cartageneras desde finales del s. XVIII, un siglo después de su creación en 1.685. Polainas, medias, guerrera y morrión: son los granaderos.
domingo, 17 de abril de 2011
De Historia y de Leyendas
Las reliquias de los Santos
“De cinco lenguas maravillosas formó la Divina Providencia la cándida corona de la Casa, castillo, o casto lirio de Severiano, pues de las lenguas de sus cinco hijos se oyeron filtros tan poderosos, que desterraron serpientes venenosas arrianas, formando asimismo tan dulces y católicas consonancias que atrajeron a estos reinos al católico dominio y pacífica obediencia de la Romana Iglesia”.*
Restos de San Fulgencio y Santa Florentina. San Juan Bautista (Berzocana) ** |
Si excepcionales fueron la inteligencia y las virtudes que llevaron a los cinco hermanos a ser figuras protagonistas en la unidad de España bajo la Fe Católica y referentes culturales en la Alta Edad Media Española esta circunstancia tiene como consecuencia, además de la pervivencia de su memoria en el tiempo, la aparición de historias y leyendas sobre su enterramiento y lugares de veneración.
De Historia y de Leyendas
Los 5 Santos de Cartagena
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Jarrón con azucenas en el Imafronte de Santa María de Cartagena en Murcia |
sábado, 26 de marzo de 2011
El ausente
La Navidad de 1,984 fue, como todas las navidades desde que ocurriera la tragedia una mezcla de diversas emociones: añoranza, melancolía, gozo por tener a los hijos de nuevo junto a ella, satisfacción al ver a los niños crecer sanos y felices y un cierto aturdimiento, estaba acostumbrada a vivir sola con sus recuerdos y el alboroto de las fiestas desordenaba un tanto su tranquila existencia.
¡¡Encontraré el azahar!!
Cuando cualquier Domingo de Resurrección la puerta de Santa María de Gracia se cierra definitivamente ocultando al pueblo, emocionado, la bellísima y entrañable imagen de María del Amor Hermoso, nuestra Madre, cuando, cualquiera de esos días, hayamos aplaudido por última vez al piquete que acompaña a nuestra Virgen hasta su casa y emprendamos emocionados, meláncolicos y advirtiendo por primera vez el cansancio acumulado durante nuestra Semana de Pasión, esa semana de nueve días, que, comenzando con el primer tambor que rompe el silencio en las proximidades de la Catedral de Santa María la Mayor, iniciando la salida del Cristo del Socorro, terminará con un adiós lleno de ternura y calor del que acabaremos de ser testigos y protagonistas, los cartageneros habremos asistido a dos acontecimentos clave en el desarrollo de esa semana transcendental para nosotros.
25 de julio del 37. Un leño en el mar

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